«Los orígenes son los abuelos. El estilo, la brasa, el fuego, los guisos, el sofrito, el pan tostado, el tacto, el trato el esfuerzo y el sacrificio, el carácter, el empuje, la lucha, la vida, parte de lo que somos y de lo que vendrá. Los abuelos.
En junio de 1969 el abuelo Pere y la abuela Carmeta inauguraban Cal Pere del Maset. El restaurante ya desde el primer día se hizo inolvidable por la familia Palau Sardà, donde la hija celebró su boda el día de la inauguración. Y aquel restaurante de carne a la brasa, salido adelante por los abuelos, y dos pequeños chiquillos como eran entonces el padre y el tío, fue aumentando la capacidad de los comedores, de la cocina, y en consecuencia la carta. Con un ast de leña se cocinaban hombros, cabritos, conejos y también nacieron los guisos y horno que encontramos hoy en la carta. Los abuelos pusieron los cimientos de lo que es el restaurante hoy en día. Los fundamentos de tres generaciones distintas hasta el día de hoy.
El padre tomó el relevo del abuelo, y él y la madre han hecho del restaurante un referente del Alt Penedès, de la cocina del mejor producto. Entre los años 80 y 2000, el restaurante creció mucho con la creación de los comedores privados, de la bodega, y de la renovación entera de la cocina y los comedores. Pero manteniendo el alma, la esencia del primer día. Cal Pere del Maset es un lugar donde se acomulan recuerdos de todo tipo, generaciones de familias que venían con sus abuelos y ahora vienen con sus hijos. De buena comida y beber, pero también de nostalgia y sentimientos. Y esa esencia es la que el padre y la madre le han dado siempre con su personalidad. Siguiendo el legado de los abuelos, para que nuestros clientes, amigos, conocidos y desconocidos vengan a comer y se sientan como en casa.
Pedro es la tercera generación, y quien hoy lidera, junto con la madre, el día a día del restaurante. Crecido entre brasas y fogones, desde muy joven siempre tuvo claro que quería dedicarse a la cocina. Empezó tostando el pan con sólo 9 años, y creció combinando sus estudios con ayudar siempre a la cocina. Una vez terminados los estudios, se fue a formar a restaurantes de prestigio del mundo de la Estrella Michelin, como Les Crayères (Reims, Francia) o el Drolma del Chef Fermí Puig en Barcelona. Y hoy, desde hace ya más de una década, mantiene una oferta gastronómica de temporada, combinando la carta de por vida con menús degustación, platos de temporada y maridajes por los paladares más exigentes. Y como los abuelos, el padre y la madre, manteniendo el trato cercano y familiar.